jueves, 22 de abril de 2010

Temporada de Huracanes






I

Tienen nombres sencillos
María por ejemplo

No entienden de ritos o lenguajes
Lo revuelcan todo

Primero son tormentas tropicales
en las que se prueba su cabellera seductora

Siempre salvajes
siempre pasajeras

con la despedida dispuesta en los labios
capaz de desintegrarse sin meditarlo

Cómo predecir su trayectoria

Al margen del desastre avanzan contoneándose
y desplazan a otro terreno su ojo silencioso

Los huracanes
siempre han hallado la forma
de damnificarme.


II

Los tornados
luego de su orgásmico tránsito
se van a morir a otro golfo.


III

Desde el Trópico de Cáncer hasta el de Capricornio
saben de memoria la ruta de la miseria

Tienen su itinerario

Profanan todas las iglesias
levantan polvo de los ancestros
disparan al corazón del hambre

Se desplazan constantemente blindados
especulan mercadean firman

Los ciclones que visitan
cada cierto tiempo estas tierras
no dan aviso para prevenciones

Inundan pulperías
puentes semillas

Dejan a su marcha albergues deudas

Y un conteo de daños
Voto por voto.


IV

De década en década
cambian violentamente de ruta
en busca de democracia entubada en oleoductos

En ráfagas
llegan con tanques metrallas
y demás cobardía inteligente

Instalan sus canales de televisión
para que a todo color vía satélite
muestren como los vendavales
dan al suelo las estatuas y mezquitas

Los cadáveres sobrevivientes a las estadísticas
refugiados entre escombros
y sótanos de misil
son la única calma posible
luego de la tormenta
en el desierto.


V

En época seca
cuando las promesas quedan en el lente de la cámara
y las mazorcas se marchitan
y el pozo es una costra de piedra

esas manos
que desenterraron con furia
para solemnes volver a cubrir con tierra a sus muertos

construyen
una vez más
las arcas de los diluvios.


Alejandro Cordero.

Del poemario del mismo nombre, "Temporada de Huracanes"

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