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Señor
permíteme salir de tu redil
Que no muerdan los perros
la sombra de mi fuga
que me dejen ir
bosque adentro
donde el peligro y tu enemigo merodea
Que no tomen venganza contra mí
los hermanos sometidos a esta vida
trátalos bien
perdona su falta de talento
y confort
Estoy cansado del silbato pastoril
No conozco más camino que el engaño de los riscos
— aburrido de los laúdes y los
romanceros —
opto por el barranco
Apartame de las amantes bucólicas que ofrecés
para mí la derrota y la carne
los pasajeros corrales
el celo fresco a la distancia
Ya nada aquí me apetece
ni las mieles del matadero
ni el heno ocre del amor.
de Bitácoras caninas.