viernes, 29 de marzo de 2013

Carta habanera





Esta ciudad de tiempo trastocado, de efeméride. Nos aturde Carla. Los pájaros tatuados de tu brazo lo confiesan. Y yo no lo asimilé, lo dejé pasar como la caricia bajo tu saya. Como la brisa redonda sobre tus nalgas. No lo entendí. No supe sospechar que el apretón entre mi pierna en el último viaje del almendrón, no era más que el amanecer a oscuras de esta ciudad cansada. En donde todo termina en un malecón que se difumina entre guitarras perezosas de afinar y un horizonte que todos saben a donde lleva. Ya ves, esta confusión de horarios y de calles, me llevó a perder la ambigüedad de tu despedida. El suvenir de tus besos. Dejaré esta capital y allá en la otra orilla, cuando los amaneceres caigan de nuevo en el lugar común y tengan el color de tu pelo, invocaré tu nombre como si no me hubieras olvidado.

sábado, 2 de marzo de 2013

Abandonar la mesa





“En aquel instante debí haberme retirado, pero una sensación extraña se apoderó de mí: un deseo de provocar al Destino, de gastarle una broma, de sacarle la lengua.” Fiódor Dostoievski





No logro encontrar apuestas correctas
el juego anónimo y dispuesto
un jockey que monte al caballo ganador

Las tómbolas siempre giran al costado equivocado
y a la palabra bingo le faltan sílabas en mi cartón

 Vos siempre te bajás
dejándome con el naipe en la mano
y sé que el azar no tiene nada que ver
con tus besos acumulados
que siempre se van con otro.